domingo, 31 de mayo de 2009

RECLAMO DE LOS CUBANOS

LA RESISTENCIA DEMOCRÁTICA CUBANA ESTÁ DIFUNDIENDO EL SIGUIENTE LLAMAMIENTO :

Llamamiento al gobierno cubano y al mundo
Pedimos a todas las personas e instituciones defensoras de los derechos civiles en el mundo que contribuyan, y llamamos al gobierno cubano a:

Liberar a los presos políticos en Cuba

Levantar las prohibiciones que impiden a los cubanos entrar (a) y salir de su país

Levantar las prohibiciones de acceso a Internet para los cubanos

miércoles, 27 de mayo de 2009

LO CRIOLLO por osvaldo raya

Un grupo de compatriotas celebramos, en el teatro Tower de la célebre Calle Ocho de la ciudad de Miami, el aniversario 107 del nacimiento de la República de Cuba. Y lo hicimos viendo el documental Cuba:100 años realizado en 2002 por el cineasta Javier Echeverría. Entre los oradores que hicieron la introducción del evento estaba nada menos y nada más que la prestigiosa socióloga y etnóloga cubana Mercedes Salazar quien hizo referencia a una curiosa coincidencia histórica. Resulta que el 20 de mayo de 1902, el mismo día y el mismo año en que se baja la bandera interventora de los Estados Unidos y se iza por primera vez ‒luego de siglos de colonialismo español‒ la bandera cubana, resulta que ese mismo día había nacido también Lidia Cabrera la autora de El Monte, un libro que es toda una biblia de la cultura afro-cubana.

Después de la entrega formal de algunos premios a prestigiosos cubanos del exilio, destacados por sus esfuerzos en fomentar y rescatar la cultura de su país natal ‒entre los que estaba Olga Guillot, Roberto Ramos, Javier Echeverría y la propia Mercedes Sandoval‒, salimos, todos, a una cena de celebración en un restaurante cercano. En el camino tuve una interesantísima charla con la eminente etnóloga cubana, la misma que acababa de evocar a la otra etnóloga genial ‒aquella que nació con la República. Y hablamos de eso, de la influencia de los negros en la cultura cubana y del aporte innegable de éstos al carácter nacional. Hablamos, en general, del surgimiento de lo criollo.

Caminando, Mercedes ‒con esa criollísima elocuencia‒ respondió a mis preguntas de si fue o no grande el aporte de los negros y cuál fue el mayor de todos. Ella afirma que el ingrediente enriquecedor es la manera increíble de esta etnia de acomodarse a la cultura española sin perder su esencia africana y que también es importante la visible tendencia de los negros a sincretizar y mezclarse. Ella ‒la doctora Sandoval‒ me decía: «fíjate que hasta los abacuá ‒esa secta secreta masculina de raíces nigerianas‒ fueron aceptando ‒reclutando‒ poco a poco hombres blancos.» Los individuos de origen africano no se aislaron y tenían, como el blanco nativo, la misma inclinacion a mezclarse y compartir los caracteres y las formas propias; de modo que pronto aparecieron babalawos (sacerdotes) blancos y cada vez más se fueron integrando personas de todos los colores a la religión yoruba. Los blancos tenían una manera de ser picarona que no distaba de la picardía de la negritud. Ambos ‒negros y blancos‒ se inclinaron a lo criollo y formaron, juntos, eso que llamamos cubanidad. Dígase, entonces, que el aporte es equilibrado: Lo español y lo africano buscaron la manera de convivir y armonizar en una sola cultura.

No hay negros ni blancos en Cuba sino cubanos.

Finalmente, Mercedes Salazar y yo, quedamos en reunirnos próximamente en su casa para hablar de todos estos temas. Eso será un privilegio para mí ‒y un honor‒ y, de seguro, yo saldré de la tertulia, como quien sale de una maravillosa biblioteca de temas cubanos.
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domingo, 24 de mayo de 2009

LLAMAMIENTO

Dentro de unos días, o semanas (la fecha la fijaremos entre todos), lanzaremos en la Web una movilización general. Esta movilización general se dirige a todos los blogueros e internautas cubanos y no cubanos que desean ver al pueblo de Cuba libre, disfrutando sus derechos inalienables.
El objetivo es desencadenar una acción común en toda la Web. Durante todo el mismo día, un día entero, todos los blogs y webs de cubanos y no cubanos presentes en esta manifestación, dejaremos abiertos nuestros blogs, o webs, con la misma página de inicio y una idéntica reclamación.
Haremos en nombre del pueblo cubano, al gobierno de la Isla, tres legítimas reivindicaciones:
-Libertad de todos los prisioneros políticos.
-Libertad para entrar y salir del país.
-Libertad de acceso a Internet.
Debemos emprender un enorme trabajo en común, y podemos hacerlo. Estamos en la obligación urgente, en este momento decisivo, de comprender cuál es la labor a realizar.
Todo depende de nosotros, de nuestra lucidez, de nuestra capacidad para ponernos en movimiento y actuar con determinación. Podemos seguir envejeciendo, esperando, o hacer uso de todas las posibilidades. Podemos trazar las pautas de una nueva creatividad, luchar en todos los frentes o continuar con las mismas charlas confusas, inútiles, vacías.
Necesitamos una rebelión contra el régimen castrista, pero también necesitamos rebelarnos contra nuestra pereza, nuestra inercia, nuestra flojera para afirmar los reclamos legítimos de un pueblo.
Vamos a poner en movimiento, todos unidos y con determinación, el mensaje de un pueblo ansioso de libertad. Reclamaremos en toda la Web, al régimen cubano, los derechos de los cubanos y la libertad de los presos políticos. Será el día de Cuba. Que nadie se sustraiga a esta responsabilidad.
Contamos con el apoyo, con las ideas y la creatividad de todos, para todos hacer de esta movilización un éxito.

martes, 19 de mayo de 2009

UCRONÍA por osvaldo raya

« ¡Qué bueno habría sido si luego de la toma de La Habana por los ingleses, los españoles no hubiesen podido recuperar jamás la capital de Cuba!» Así es como solemos, los cubanos, reaccionar cada vez que nos damos cuenta de que somos víctimas de una historia plagada de malos hábitos e indisciplinas heredadas de la estirpe de Hernán Cortés. Sin embargo, la respuesta a la especulativa pregunta de qué habría sido de nosotros si en vez de ser colonia española, hubiésemos sido colonia inglesa es sencilla: nunca habríamos sido este pueblo zalamero y rítmico que inventó el bolero, el son, el guaguancó, la rumba, la conga, el chachachá y el mambo.

Pero está de moda el revisionismo histórico y la especulación. Es famoso el libro Cuerno de Caza del inglés Sarban que cuenta lo que habría pasado si los nazis hubiesen sometido a Europa. Hay un film norteamericano ‒The C. S. A‒ en el que se especula lo que habría sido de los Estados Unidos de haber ganado los sureños o confederados. Y hace poco supe de un falso documental llamado Viva la República en el que hipotéticamente se afirma que la República Española venció a la falange y por tanto España llegó a nuestros días sin pasar por la experiencia del franquismo ni por la restauración de la monarquía.

Mas… volviendo a la historia de Cuba: ¿qué habría sido si la guerra de independencia hubiese fracasado o hubiésemos aceptado el infame gobierno autónomo propuesto a ultima hora por el ya agonizante dominio español, quedando ‒en tal caso‒, hasta la actualidad, la isla caribeña como provincia de ultramar de España?: En primer lugar, no habríamos podido disfrutar de una república, como la que disfrutamos, con una constitución ‒aunque estatista‒ demasiado adelantada para su época ni habríamos tenido el país tan próspero y libre que tuvimos antes de 1959, sino que habríamos sido una extensión del atraso tecnológico y social de la metrópolis. La cultura de los negros habría quedado relegada y estaríamos todavía, preguntándonos, como pueblo traumatizado y subestimado, quiénes somos. Nunca habríamos llegado a ser esa tribu inteligente que somos hoy, a pesar de los pesares y duélale a quien le duela. Además, no nos habríamos perdonado haber manchado la memoria de los padres fundadores, especialmente la del más grande de todos los cubanos: José Martí.

No, que no sueñen más esos que piensan que Cuba debe quedar enlazada a una nación más poderosa o más grande para poder rescatar su coherencia y disciplina y conducirse en el concierto de las naciones prósperas. Claro que nos parecemos muchísimo a España ‒más bien a Andalucía en nuestro carácter y a Galicia y Asturias en nuestro paladar‒ y que no se puede negar lo que tenemos de parecido con Nigeria. Está claro. Pero si de parecidos se trata, nos parecemos más a República Dominicana. (A ver por qué a nadie se le ha ocurrido la idea de fomentar que Cuba forme parte de la nación dominicana?).

En fin… Española, nunca más. Inglesa, jamás. Tampoco nigeriana. Mucho menos rusa, como habrían querido algunos comunistas. ¡Que nadie especule con nuestra historia y nuestro carácter!: ¡Cuba es ‒y será‒ cubana!

Definitivamente, ser cubano es pertenecer a una raza nueva, más vigorosa ‒acaso‒ y más pujante que la de los peninsulares y africanos que le dieron origen.

viernes, 15 de mayo de 2009

DELICUESCENCIAS por osvaldo raya


¡Qué lindo y qué civilizado y qué actualizadísimo y hermosamente decadente suena eso de tercera opción o tercera vía o aquello de que todo depende del prisma con que se mire y de que todos los extremos son malos o aquel axioma, tan hollado, de que la vida no es en blanco y negro porque está llena de matices o de que todo es relativo y no existe lo esencial y lo eterno! ¡Huy… qué swing, qué cool, qué europeo! ¡Dios mío, qué equilibrado y racional! ¡Parece hasta académico! Pero yo añado: ¡qué cobarde, qué tramposo, qué mediocre y oportunista, qué irrespetuoso de sí y de ese prójimo que va dejando sus vísceras en el camino porque quiere llegar a donde se ha propuesto y defender hasta las últimas consecuencias una única causa! ¡Y qué desconocedor de lo universal y trascendente!

Vamos a ver de qué se trata esta nueva moda: Una tercera opción es un bando independiente. O sea: el bando de los que no tienen bando y de los que se ufanan de ser más racionales y democráticos que nadie y más tolerantes y comprensivos. Y hasta de más equilibrados. Pero la verdad es que en la vida siempre están en juego sólo dos contrincantes. No tres. Siempre ha sido así. Y así será. O eres de los buenos o eres de los malos. No conozco el malibueno, ese tercer engendro grisáceo, creado por pensadores decadentistas o por un grupito de filósofos decepcionados de la modernidad. El tercer bando fue ideado por alguien que tiene pánico de comprometerse con uno de los contendientes. Los tercervialistas son una caterva de gente sin criterio que padece de ese enfermizo pavor a meter la pata y a ser infieles a la exactitud y al consenso. Son abanderados de la novedad, como si lo eterno pudiese envejecer; por eso no pasan de ser meros snobistas y auténticos ignorantes. Tantas verdades defienden, que no sostienen ninguna. Entonces, cuando se ven muy apretados echan mano de la siguiente formula magica que les sirve para meter la cuchareta en cualquier tema y salir ilesos: tanta razón tienes tú como yo o ninguno de los dos tiene la razón. No somos Dios para tener la verdad absoluta. Pero de todas formas se enredan en su propia verborrea y se les traba la lengua, de vez en cuando. Me da risa el simplismo de semejante discurso. Por muchos malabares que hagan con la palabra, aquellos que defienden una opción menos beligerante, siempre revelan su oportunismo y cobardía, su miedo a tomar partido hasta el fondo. De ahí que ellos están esperando aplausos de todos los públicos posibles y, de tal manera, poder hablar en todos los auditorios sin recibir de nadie ninguna rechifla. Yo los conozco que aspiran a que sus libros sean bien vistos por todos los lectores de todos los partidos y afiliaciones. Y es que, para vergüenza del mundo, hay escritores y periodistas que no son tan escritores ni tan periodistas y se comportan más bien como dulceros, que venden dulces al gusto de todos los paladares.

Muchas criaturas disimulan su mediocridad sosteniendo estandartes contra el dogmatismo y el absolutismo lo cual les sirve para calificar de retrógrados y rígidos a los que tienen muy claro de qué lado están y no hacen concesiones ni firman pactos secretos con el enemigo. Por eso todo el que se planta como pilar del templo al lado de la verdad universal y no con los coloretes efímeros de las verdades particulares y anecdóticas es condenado. Y como esta condena suena bien en los oídos acomodaticios de los lectores o televidentes, pueden, los relativistas, blasonarse momentáneamente de su éxito. Es lamentable ‒aunque suene bonito‒ que muchas personas sigan simpatizando con aquello de que nada es absoluto y que todo es relativo. Y hasta la historia, la moral, la justicia y la libertad están sujetas ‒según la moda‒ a la opinión que se tenga de ellas. ¡Grandísimo disparate! La justicia es la justicia y la moral es la moral. Dios ‒por ejemplo‒ es Dios y no la opinión que cada cual tenga de Dios. Las verdades mayores no pueden ser entendidas por las mentes enanas, limitadas a la vida ordinaria y singular y apegada a lo intrascendente. Pero ¡qué sabio parece ser ‒parece‒ ese concepto de que la libertad absoluta no existe y que nadie nunca es verdaderamente libre! Sin embargo, Jesús dijo «La verdad os hará libre» y no recuerdo haber leído que la verdad nos hacía medio libres o un poquitín libres o casi libres o más o menos libres. No lo recuerdo. Ni siquiera es de cristianos ni de moros las medias tintas sino de terceros.

Los tercervialistas están ahí para eso, para crear confusión. La libertad nada tiene que ver con esa independencia festinada, ese salirse del juego y mirar la batalla, así, cobardemente, desde el mirador de la frontera en disputa, sin tener que morder el fango, como viril soldado, en ninguno de los dos ejércitos. ¡Qué refrescante resulta esta tercera posición! Pero hay que estar con Dios y no con el Diablo. No sé yo de un dios diabólico ni de un diablo divino. El llamado independiente ‒o alternativo‒ no es más que un huidizo y asustadizo desconocedor de lo esencial y trascendente. El cobarde cree que la vida es efímera, y no da crédito a la celestialidad y a la fijeza de los grandes y elevados conceptos ni a la eficacia del juicio universal. Pilatos se lavó las manos. Y ya todos sabemos cómo quedó Pilatos ante la Historia y cómo van a quedar los que, camuflados en un discurso alternativo y anti-dogmático, se las están lavando. Y esa misma opción fue la de El Príncipe ‒según Maquiavelo‒ y la de Fouche ‒según Stefan Zweig‒ y la de Andrés Pérez Maderista ‒según Azuela‒ en la Revolución Mexicana o la de Francisco Franco con su asquerosa neutralidad en tiempos de la II Guerra Mundial y la de todos los seres despreciables, reales o literarios. Mi pregunta ‒que no es pregunta‒ es «¿cuál fue el bando independiente o los matices posibles o la tercera opción o tercera vía entre Cristo y los fariseos, entre el Cesar y los gladiadores o entre las fuerzas anticoloniales cubanas y el despotismo de la corona española en el siglo XIX o entre los que sufrieron en los gulags y los stalinistas, entre los nazis y los aliados?» Otra pregunta ‒y ya me voy acalorando porque no es pregunta sino rabia‒: « ¿cuál es esa tercera opción para la Cuba de hoy?» Esta es la respuesta: no la hay. Se quiere a los Castros o se los desprecia definitivamente. Mas, si se los amase secretamente y se creyese que es conveniente coquetear en alguna medida con ellos, sálgase pues al fin del closet y deje de socorrerse con las famosas teorías relativistas para justificar la personalidad camaleónica y ameboide. Y si no se está con el tirano, a qué enfilar los cañones criticistas contra Miami, bastión del exilio histórico y símbolo de todos los que queremos la libertad de Cuba y desde donde hablamos por los que no tienen voz y vivimos los que ponemos la cara por los que no tienen rostro y se están pudriendo en el anonimato de las mazmorras castristas. No hay más que una opción para el cubano que quiere el bienestar de su patria: enfilar todos los cañones ‒y hasta el arte, que es bala también por la tronera‒ hacia el Palacio de la Revolución, la infame madriguera del Usurpador.

Lo que ahora toca no es hablar de la intolerancia de los que jamás tolerarán ni perdonarán a quienes tuvieron el alma helada y condenaron a muerte a miles de cubanos. ¡Quién ese cobarde que, desde un mirador independiente, se atreve a criticar la intolerancia de la madre de Pedro Luis Boitel a quien dejaron morir en la prisión o del hijo de Oscar Elias Biscet aún encerrado en algún subterráneo tenebroso! ¡O quién se atreve a cuestionar mi propia intolerancia ‒porque yo no perdono haber tenido que refugiarme en tierra extraña para poder ser libre! El Dictador no vio los matices a la hora de enjuiciarme porque ‒gracias a Dios‒ no los tengo y yo tampoco veo los de él (¿cuáles matices tiene el criminal?). Pena me da, sin embargo, con quienes siguen creyendo que hay una tercera posición o posición independiente allí donde se enfrentan los hombres y las ratas. Todos los que a lo largo de la Historia de la Humanidad alternaron con los variadísimos matices entre el blanco y el negro, se quedaron sin color. ¡Basta ya de delicuescencias pseudo-intelectuales!

miércoles, 13 de mayo de 2009

PROTESTA EN CANADA tomado de un articulo de Ismael Sambra





Un grupo de cubanos dignos PROTESTA EN CANADA POR EL EVENTO ''50 años de Revolución Cubana” celebrado en Queen’s University y que conto con la presencia de la alta jerarquía política del régimen de La Habana (entre los que se encontraban Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional y Mariela Castro, hija del autotitulado Presidente Raúl Castro).

martes, 12 de mayo de 2009

COINCIDENCIAS por osvaldo raya

«Además, hizo que a todos (…) se les pusiera una marca en la mano derecha y en la frente. Y nadie podía comprar ni vender, si no tenía la marca o el nombre de la bestia o el número de su nombre (…) Ese número es el 666.» Y así dice el Apocalipsis 13. Pero ¿quién es la Bestia? La propia Biblia invita a sus lectores a calcular el número y el nombre. Veamos: Hace ya algunos años, en mi juventud, un amigo muy jodedor ‒guasón‒ e ingenioso vino a mi casa y me hizo este cálculo. Mi amigo me dijo: «te voy a demostrar que la Bestia de quien hablan en las escrituras es nada menos que el Comandante en Jefe de la Revolución Cubana.»

Si analizamos el nombre y los dos apellidos del Usurpador veremos que muchas de las letras que lo integran son también números romanos. A saber (colocaré en mayúscula las que son números romanos y en minúscula las que no lo son): f I D e L - C a s t r o - r V X (la u solía representarse antaño como uve ‒V‒ y téngase cuenta que es posible que el apellido Ruz ‒ quizá en su versión gallega‒ alguna vez se escribió Rux). Entonces tenemos que colocar los valores de las letras como si todos fuesen de tres dígitos; de manera que, al sumarlos, resultan el 666, la marca de la Bestia.

I = 001
D= 500
L= 050
C= 100
V= 005
X= 010
+
__________
666

lunes, 4 de mayo de 2009

LA BRONCA DE LOS CUBANOS...¿CON QUIEN ES? por osvaldo raya

Pero ¿la bronca de los cubanos, con quién es?: ¿con los norteamericanos? Que yo sepa el oficial que me interrogó y me amenazó con que me pudriría en la cárcel o con el destierro forzado y luego dio órdenes de hostigarme y perseguirme por haber propagado ideas contrarrevolucionarias, no estaba bajo las órdenes de la C. I. A. ni del F. B. I. sino del Ministerio del Interior de Cuba. Ni era un agente de los servicios secretos del país más poderoso del mundo el que intentó matarme al atropellarme con su jeep en la calle Panorama del barrio capitalino de Nuevo Cerro, el 28 de octubre de 1996. Y, antes, en 1992, cuando, a fin de llevarme a una reunión urgente en la direccion de la escuela, me sacaron abruptamente del aula donde impartía una clase sobre el origen del idioma español, no vi por ninguna parte a nadie de la Junta Escolar de Miami en contubernio con el alcalde del condado Dade y el Gobernador de la Florida. No. Ocurrió en Cuba y fueron cubanos quienes sorpresivamente me leyeron y dieron a firmar un documento a través del cual el Ministerio de Educación, en contubernio con la Seguridad del Estado, decidía expulsarme de mi puesto de maestro, por causa de mis convicciones y principios políticos. Allí sólo vi a la jefa de cátedra de Español y Literatura, a Sarah Sevilla ‒representante del Partido‒, a la directora y a la secretaria del Instituto Preuniversitario Antonio Guiteras y a dos oficiales de la tenebrosa Policia Politica. Y sigo enumerando acontecimientos: No pertenecían a ninguna institución u organización ni empresa ni cuerpo militar de los Estados Unidos los que, siendo yo muy joven, me obligaron a dejar mi casa y alejarme de la influencia de los míos para llevarme a trabajar gratuitamente en la agricultura, cada año y durante un mes y medio ‒y a veces más‒, bajo el pretexto de la educativa y aleccionadora combinación del estudio y el trabajo. Ni mis vecinos soplones del Edificio Naroca ‒Georgina, Chichita, Roberto, Verena, Niurka (quien vive ahora en Miramar, muy cerquita de Miami), Nadia, Rosa la del quinto piso y otros a los que Dios ya les pasó o les pasará la cuenta‒ eran nativos de la nación fundada por Washington. Y no fue desde la tierra de los pieles rojas y de Emerson y de Martin Luther King desde donde me conminaron a renegar de mi propia familia y hasta de mí mismo para entregarme de cuerpo y alma al Estado Socialista, como si fuese yo propiedad de éste.

Nunca vi tanques ni asesores yankees sino rusos en los desfiles militares donde los soldados daban hurras ‒a la usanza soviética y no norteamericana‒ al jefe del ejército. Ni fueron convocados por el Partido Republicano ni por el Demócrata sino por el Comunista de Cuba los actos políticos que eran como masivos lavados de cerebro y que tenían como telón de fondo enormes imágenes de los filósofos y políticos de Europa ‒y no de Norte América‒ Marx, Engels y Lenin. Tampoco aquella doctrina de odio contra todo aquel que tuviese una ideología diferente a la del socialismo era originaria de Carolina del Norte o de Boston ni lo era de estos lugares la idea de la Dictadura del Proletariado y del partido único. No fueron americanos los que terminaron de un plumazo con el más mínimo vestigio de propiedad privada (vendedores de churros y fritas, puestos de frutas y de viandas ‒malanga, ñame, calabaza, papa‒, heladeros, maniseros y merengueros). Aquella despiadada campaña gubernamental contra los pequeños comerciantes fue conocida como Ofensiva Revolucionaria y fue la estocada mortal contra el libre ejercicio de la autogestión de los individuos. E insisto en que no, que no fue en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos donde se dictó como premisa para las artes y la literatura aquello de «Con la Revolución, todo; contra la Revolución, nada», estableciendo, de tal modo, la censura más férrea, jamás conocida en ninguna otra nación de Latinoamérica, y haciendo añicos el derecho de los ciudadanos a expresarse libremente. No fueron ellos ‒los vecinos norteños‒ los que expropiaron e intervinieron las grandes empresas para convertirlas en presumibles bienes de toda la sociedad, inaugurándose así la era de la ineficiencia y del descalabro inherente a una economía centralizada. Nuestros amigos de la Coca Cola, de la Pepsi Cola y de otras tantas compañías no fueron sino víctimas de tales expropiaciones y saqueos y los cubanos dejamos de beber refrescos que valían la pena y de recibir otros productos y servicios de excelente calidad. Y todavía digo más: los jefes de los pelotones que llevaron a cabo los fusilamientos de miles y miles de cubanos, no gritaban «¡fire!» sino «¡fuego!» ni fueron tropas del pueblo de Lincoln sino multitudes ‒turbas‒ del propio pueblo que, enceguecidas por un fervor como de hienas o atizadas por la mano oculta y tenebrosa de los nuevos líderes, en los primeros días de la efervescencia revolucionaria, salían a las calles a pedir paredón para los que disentían o habían tenido alguna relación con el derrocado gobierno de Fulgencio Batista.

En fin, no fueron vaqueros asaltantes de bancos ni gansters de Chicago o New York sino una chusma criolla la que tomó el poder en el ’59 y ha estado manejado a su antojo y con métodos de bárbaros los destinos de los cubanos. Una chusma, una pandilla integrada por asesinos y ladrones y por hombres sin escrúpulos ‒pero muy bien aderezados con aquella barba de libertadores. Era la mismísima peste ‒con muy pocas excepciones‒ lo que bajó de los montes de la Sierra Maestra ‒cercanos a la ciudad de Santiago de Cuba‒, donde se habían alzado en pie de guerra ‒o escondido‒, para luego llegar y posesionarse en el Palacio Presidencial de La Habana. Cuba entera vio por la televisión el aura roja y reverberante del flamante líder de los rebeldes celebrar su victoria y diciendo aquel discurso típico de un encantador de serpientes. Era la hora suprema y feliz de un Atilas, de pedigree gallego ‒y no sajón‒, que afilaba sus uñas y su látigo para flagelar sin treguas a todos sus compatriotas y reducirlos a ciudadanos de segunda categoría. Desde entonces se impuso el terror en el país y se implantó el más vergonzoso apartheid de la historia moderna. Tal segregación continua vigente porque el gobierno cubano ‒y no el estadounidense‒ sigue prohibiendo el acceso de los propios nacionales a ciertas playas e instalaciones hoteleras destinadas exclusivamente al turismo extranjero. Pero no fue el Fondo Monetario Internacional ni los accionistas de Wall Street los que desvalorizaron el peso cubano‒con el que se le paga al obrero y al profesional‒ y lo convirtieron en risible caricatura del dinero para darle valor y poderes excepcionales al dollar y a toda moneda no-cubana y no fueron aquéllos los que crearon un mercado inaccesible para el criollo, a menos que éste reciba remesas o especule. La bestia usurpadora y criminal ‒envejecida en su trono‒ mantiene todavía sometido a nuestro noble pueblo a un bloqueo tan brutal que no tiene comparación con el embargo que la Casa Blanca impusiese al gobierno ‒y no al pueblo‒ de nuestro país como respuesta a la expropiación arbitraria de propiedades y negocios norteamericanos, lo que no fue compensado debidamente... y no merece otro nombre que robo eso de apropiarse de lo ajeno. Sin embargo, para nada me afectó a mí ni a los míos la medida norteamericana. Más bien lo que hay que decir es que han sido bloqueadas nuestras libertades y economías por todas las medidas del Gobierno Revolucionario de Cuba. Ni una sola ley revolucionaria tiene por objeto hacer feliz nadie. Todo lo contrario. De ahí que no son resultado de ningún bloqueo o embargo o ley de ningún gobierno extranjero sino del propio, la miseria y el hambre que padecen los cubanos y esa visible tristeza y desesperanza. No fueron los greengos los que crearon artificialmente la escasez de alimentos para implementar la tarjeta de racionamiento y así asegurar la dependencia de cada ciudadano con el Estado y, por tanto, el poder de los pandilleros castristas. ¡Ah… y La Habana está así, en ruinas; no porque aviones tipo Delta de la Fuerza Aérea Norteamericana dejaron caer bombas o lanzaron misiles sobre lo que fuera una de las ciudades más bellas de América Latina sino por la abrupta sustitución de una cultura de prosperidad y amor por una ‒medio paria‒ de desdén y desprecio por nuestras tradiciones y valores!

Entonces, ¿qué hacemos los cubanos de la Isla o del exilio discutiendo, como verdaderos injerencistas, con quién debe o no tener relaciones diplomáticas y comerciales los Estados Unidos de Norteamerica? Es que no veo para qué ni por qué hay que exigirle a un presidente extranjero que debe sentarse a la mesa de negociaciones para solucionar un problema únicamente generado por elementos y causas nacionales. Debe quedarnos muy claro que no es un poder foráneo lo que nos oprime y menoscaba nuestras libertades ni lo que nos sumergió en el Infierno. No nos hagamos los ingenuos.

Nuestra bronca es con el Usurpador, que nació y vive en Cuba. (That 's all ).
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viernes, 1 de mayo de 2009

GRAMATICA MACHISTA por osvaldo raya

Existe como una innata e inconsciente sabiduría de los individuos a la hora de usar el idioma con ciertas sutilezas e intencionalidades. El machismo tiene códigos lingüísticos muy bien perfilados y es una especie de credo en el que se establece que el macho remacho debe, todo el tiempo, ufanarse de su rudeza y no mostrarse vulnerable por causa de sus sentimientos. Él deberá mantenerse en control y medir sus expresiones. No ha, pues, de excederse en palabras de ternura y admiración al referirse a sus seres queridos; lo cual constituiría una vergonzosa debilidad.

Mas… ¿cómo sabe el beodo ‒casi siempre inculto‒ que es preferible decir la esposa mía o la mujer mía que mi esposa o mi mujer, si es que no quiere que los compinches del bar se enteren tan crudamente cuán enamorado está de su cónyuge y cuánto la respeta? En efecto, al colocar el pronombre posesivo (con función adjetiva) después ‒y no antes‒ del sustantivo (o nombre) esposa, se produce la sensación de haber restado importancia a la posesión ‒o apego‒; es decir, a lo afectivo y tierno. Además, según el código ‒y la gramática‒ machista, el varoncito no debe referirse a su progenitora como a mi madre o mi vieja ‒o metafóricamente mi pura‒, dándole así prioridad al pronombre. Con ello podría revelarse demasiada dependencia y hasta falta de madurez y carácter. Lo mejor es decir la madre mía o la vieja mía. O la pura mía.

Por otra parte, la mayoría de los jóvenes en Cuba suelen ‒en ese argot callejero pero válido… ¿por qué no?‒ hacer referencia a su novia como a la jeba. Pero, a la hora de colocar un adjetivo que indique posesión, lo hacen después del nombre. Tal es la clave para disimular, ante los socios del barrio, que se muere de amor por su novia y que ésta lo tiene medio embobecido. Se los oye decir la jeba mía y no mi jeba.

¡Y qué decir de las formas empleadas para expresar afecto entre hombres, sin que nadie dude de la sexualidad de nadie!: Escúchase con mucha más frecuencia «te presento a un amigo mío» que «te presento a mi amigo

Curioso… ¿eh?
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FREEDOM FLIGHT

FREEDOM FLIGHT
por ANGEL PEREZ pintor cubano-americano