El Gobierno cubano pidió ayer al de España que ofreciera acogida al disidente Guillermo Fariñas, en huelga de hambre y sed desde el 24 de febrero para reclamar la libertad de una veintena de reclusos enfermos y protestar por la muerte del preso Orlando Zapata tras 86 días de ayuno. Madrid aceptó la petición, y el número tres de la embajada española en La Habana, Carlos Pérez Desoy, trasladó la oferta al opositor en su domicilio en Santa Clara.
Fariñas rechazó la propuesta e insistió en que no depondrá su actitud mientras La Habana no acceda a las excarcelaciones que demanda. Matizó que sólo aceptaría el ofrecimiento transmitido por la embajada si Cuba le denegara la atención médica cuando vuelva a "colapsar", como le ocurrió el miércoles pasado, cuando hubo de recibir suero en un hospital. En dicho caso, proseguiría su huelga en España.
Mientras, el diario oficial Granma lanzó ayer una dura diatriba contra Fariñas. "Cuba no acepta presiones ni chantajes", concluía el órgano del Partido Comunista de Cuba después de tildar al disidente de "agente al servicio de Estados Unidos", acusarle de agresiones y atacar a los medios internacionales y diplomáticos que lo "manipulan". El autor afirmaba que, si bien la bioética impide alimentarle a la fuerza, Fariñas sigue aún vivo sólo "gracias a la atención médica que ha recibido sin importar su condición de mercenario".