Tu carta fue muy explosiva. Pura dinamita: por fin vomitaste lo que me tenías guardado. Parece que irte de aquí, para ir a vivir en Europa, te hizo mucho daño. O te hizo daño la tortilla española.
¿Conque tal mal pensabas de mi y de mi posición ante la tiranía de los Castro y tan mala opinión te merecemos los exiliados del sur de la Florida? ¿Qué te hicieron en España? ¿Te cambiaron mal el culero? Resulta que haberte mudado a Madrid te hizo mudar también de piel y de alma. Y te aflojó la faja. ¿Así es que los cubanos de Miami somos, ahora, para ti, como trogloditas y trasnochados? Entonces… ¿a partir de tus cambios, te parezco enquistado, anticuado, rígido; tan sólo porque pienso y sostengo ‒por ejemplo‒ que el embargo norteamericano al gobierno de Cuba debe mantenerse y que juzgo como indigno ‒y blandito‒ al dialoguero y tildo de egoísta e inescrupuloso al mercader que pasa olímpicamente por encima del dolor del pueblo cubano y prefiere hacer valer sus intereses económicos y financieros ‒y hasta secretas ambiciones políticas de a largo plazo‒, so pretexto de un enfoque flexible y más actualizado y hasta mas seductor? Semejante enfoque ya va reclutando a las mentes más incautas o inmaduras; de modo que se pretende minar poco a poco las convicciones y hasta ridiculizar la firmeza de los exiliados de todas partes del planeta, a fin de que no vean con malos ojos ciertas posibles negociaciones con el dictador y su camarilla. ¿Qué me pides?: ¿que apoye a ese próspero empresario de origen criollo radicado aquí en Norteamérica o allá en el Viejo Continente quien ya está pensando adelantarse al resto de la rapiña mundial y mueve desde ya sus tentáculos por debajo de la mesa para tomar ventaja y garantizar una buena tajada antes de la era poscastrista? (¿Qué astuto, eh?) ¿Que quieres tú, que vea a ese tipo como patriota y hombre iluminado, tocado por la gracia de una visión superior y deslumbrante? Pues no. ¡Que te deslumbre a ti, que fácilmente te deslumbras! ¡A mí no!
¡Ah por eso es que dices que estoy fuera de la nueva ola, de la nueva onda, como algo anacronico ante las ideas de cambio o que por eso soy como un fócil ‒sí, hasta me llamaste fócil, dinosaurio y primitivo! Bueno… ya veo que quieres cambiar, que te aburriste rapidito de tu antiguo alineamiento y que al llegar a España ‒tal vez Zapatero te lavó el zapato y el cerebro‒ te sentiste avergonzado de parecerte a los del Exilio Histórico, a los Plantados, a Ninoska y a Pérez Roura. O de parecerte a mí. Veo que optaste por quedar bien con la moda y no con la patria y quedar bonito y refrescante ‒muy cool‒ en la foto que te tomaste al lado de todos de esos magnates que te deslumbraron y te lavaron el cerebrito y lograron que te convirtieras en ese patriota posmoderno o de nuevo tipo ‒olvidadizo e indiferente, preocupado por tu look de hombre tolerante que repite ahora un discurso muy ‒pero muy‒ diferente al aburrido de siempre y de todos los días, el de la vieja guardia ‒la mafia de Miami, como la bautizaron los comunistas. ¿Te parezco, pues, fuera de moda y muy rígido? ¿Verdad? ¿Te da la impresión de que voy contra esa corriente de pensamiento relativista, demasiado narcisista y ameboide que se hizo abanderada de la tolerancia y la opinión alternativa, como si ésas ‒la tolerancia y la opinión alternativa‒ se hubiesen inventado hace poco, junto al iphone y el mp3? ¿Qué crees, que estoy muy desinformado y desactualizado y que aún ni me he enterado de los cambios en la Casa Blanca o de las nuevas tendencias izquierdistas de América Latina y España?
Me queda muy claro que para ti es importante cambiar porque hay que cambiar; porque está de moda el cambio, el enfoque más flexible y abierto e insistes que ahora es la hora de cambiar la cara de los luchadores contra la dictadura cubana. ¿Dime, por Dios, quién está detrás de tu abrupto viraje? ¿Qué te traes? Lo tuyo será estar en la farándula política, las proyecciones financiaras, los negocios en grande y con los grandes pero no digas que es la causa de Cuba. Lo tuyo es trabajar para otra cosa. Por favor, no creas que tienes cabeza o inteligencia suficiente como para confundir y desviar de lo suyo a los amigos que tienes aquí en Miami y que te teníamos como alguien de los nuestros. A todos les he comentado tu carta y tu onda nueva y todos te harán saber lo que piensan al respecto, en caso de que a ellos, también como a mí, les dejes caer tu alud de críticas y hasta de burlas. Tus amigos ‒o ex-amigos‒ seguimos, así, como un pilar ante la situación cubana: «Contra la Revolución, todo; a favor de la Revolución, nada.»
Llamale ‒si quieres‒ rigidez al amor que le tengo a la libertad y al respeto que le debo a la memoria de los que perdieron la vida en el pelotón de fusilamiento o a los que todavia sufren las atrocidades de la Policía Política en las cárceles cubanas. La moda no me seduce y no es la moda ni el modo como sople el viento lo que me guía en la vida y menos lo que mueve a alistarme a favor de la libertad de mi país. Y entiéndelo: No hay varias posturas ante el oprobio y la tiranía sino una sola, incólume y viril. El resto no es postura sino pose, narcisismo, amaneramiento político, snobismo, frivolidad o quien sabe si traición.
Mi discurso no es viejo ni nuevo: es el discurso de todos los que no aceptamos ningún coqueteo ni hacemos ninguna concesión a los bandidos que nos usurparon la patria. La moda cambia, va y viene y el viento sopla a veces hacia este y otras al oeste pero no cambia ‒no podría cambiar ni un ápice‒ el deseo de desterrar de raíz el mal que cunde en la Isla de Cuba desde 1959. Ni moderno ni posmoderno: cubano y nada más. ¿Te parece muy anticuada la firmeza y la faja bien ceñida?
Tal es mi postura y tal será, hasta ver que Cuba es definitivamente libre. Esa es mi postura y la de muchos cubanos dignos que viven lo mismo en Miami que en Europa. ¡A otro con tu cantaleta de que los europeos ‒y por ende los exiliados cubanos de allá‒ son más civilizados que los de acá; porque acá somos como bestias! Respétame. Y deslíndate de mí y nunca más pongas tu nombre al lado del mío.
Magister dixit
http://osvaldo-raya.blogspot.com/
¿Conque tal mal pensabas de mi y de mi posición ante la tiranía de los Castro y tan mala opinión te merecemos los exiliados del sur de la Florida? ¿Qué te hicieron en España? ¿Te cambiaron mal el culero? Resulta que haberte mudado a Madrid te hizo mudar también de piel y de alma. Y te aflojó la faja. ¿Así es que los cubanos de Miami somos, ahora, para ti, como trogloditas y trasnochados? Entonces… ¿a partir de tus cambios, te parezco enquistado, anticuado, rígido; tan sólo porque pienso y sostengo ‒por ejemplo‒ que el embargo norteamericano al gobierno de Cuba debe mantenerse y que juzgo como indigno ‒y blandito‒ al dialoguero y tildo de egoísta e inescrupuloso al mercader que pasa olímpicamente por encima del dolor del pueblo cubano y prefiere hacer valer sus intereses económicos y financieros ‒y hasta secretas ambiciones políticas de a largo plazo‒, so pretexto de un enfoque flexible y más actualizado y hasta mas seductor? Semejante enfoque ya va reclutando a las mentes más incautas o inmaduras; de modo que se pretende minar poco a poco las convicciones y hasta ridiculizar la firmeza de los exiliados de todas partes del planeta, a fin de que no vean con malos ojos ciertas posibles negociaciones con el dictador y su camarilla. ¿Qué me pides?: ¿que apoye a ese próspero empresario de origen criollo radicado aquí en Norteamérica o allá en el Viejo Continente quien ya está pensando adelantarse al resto de la rapiña mundial y mueve desde ya sus tentáculos por debajo de la mesa para tomar ventaja y garantizar una buena tajada antes de la era poscastrista? (¿Qué astuto, eh?) ¿Que quieres tú, que vea a ese tipo como patriota y hombre iluminado, tocado por la gracia de una visión superior y deslumbrante? Pues no. ¡Que te deslumbre a ti, que fácilmente te deslumbras! ¡A mí no!
¡Ah por eso es que dices que estoy fuera de la nueva ola, de la nueva onda, como algo anacronico ante las ideas de cambio o que por eso soy como un fócil ‒sí, hasta me llamaste fócil, dinosaurio y primitivo! Bueno… ya veo que quieres cambiar, que te aburriste rapidito de tu antiguo alineamiento y que al llegar a España ‒tal vez Zapatero te lavó el zapato y el cerebro‒ te sentiste avergonzado de parecerte a los del Exilio Histórico, a los Plantados, a Ninoska y a Pérez Roura. O de parecerte a mí. Veo que optaste por quedar bien con la moda y no con la patria y quedar bonito y refrescante ‒muy cool‒ en la foto que te tomaste al lado de todos de esos magnates que te deslumbraron y te lavaron el cerebrito y lograron que te convirtieras en ese patriota posmoderno o de nuevo tipo ‒olvidadizo e indiferente, preocupado por tu look de hombre tolerante que repite ahora un discurso muy ‒pero muy‒ diferente al aburrido de siempre y de todos los días, el de la vieja guardia ‒la mafia de Miami, como la bautizaron los comunistas. ¿Te parezco, pues, fuera de moda y muy rígido? ¿Verdad? ¿Te da la impresión de que voy contra esa corriente de pensamiento relativista, demasiado narcisista y ameboide que se hizo abanderada de la tolerancia y la opinión alternativa, como si ésas ‒la tolerancia y la opinión alternativa‒ se hubiesen inventado hace poco, junto al iphone y el mp3? ¿Qué crees, que estoy muy desinformado y desactualizado y que aún ni me he enterado de los cambios en la Casa Blanca o de las nuevas tendencias izquierdistas de América Latina y España?
Me queda muy claro que para ti es importante cambiar porque hay que cambiar; porque está de moda el cambio, el enfoque más flexible y abierto e insistes que ahora es la hora de cambiar la cara de los luchadores contra la dictadura cubana. ¿Dime, por Dios, quién está detrás de tu abrupto viraje? ¿Qué te traes? Lo tuyo será estar en la farándula política, las proyecciones financiaras, los negocios en grande y con los grandes pero no digas que es la causa de Cuba. Lo tuyo es trabajar para otra cosa. Por favor, no creas que tienes cabeza o inteligencia suficiente como para confundir y desviar de lo suyo a los amigos que tienes aquí en Miami y que te teníamos como alguien de los nuestros. A todos les he comentado tu carta y tu onda nueva y todos te harán saber lo que piensan al respecto, en caso de que a ellos, también como a mí, les dejes caer tu alud de críticas y hasta de burlas. Tus amigos ‒o ex-amigos‒ seguimos, así, como un pilar ante la situación cubana: «Contra la Revolución, todo; a favor de la Revolución, nada.»
Llamale ‒si quieres‒ rigidez al amor que le tengo a la libertad y al respeto que le debo a la memoria de los que perdieron la vida en el pelotón de fusilamiento o a los que todavia sufren las atrocidades de la Policía Política en las cárceles cubanas. La moda no me seduce y no es la moda ni el modo como sople el viento lo que me guía en la vida y menos lo que mueve a alistarme a favor de la libertad de mi país. Y entiéndelo: No hay varias posturas ante el oprobio y la tiranía sino una sola, incólume y viril. El resto no es postura sino pose, narcisismo, amaneramiento político, snobismo, frivolidad o quien sabe si traición.
Mi discurso no es viejo ni nuevo: es el discurso de todos los que no aceptamos ningún coqueteo ni hacemos ninguna concesión a los bandidos que nos usurparon la patria. La moda cambia, va y viene y el viento sopla a veces hacia este y otras al oeste pero no cambia ‒no podría cambiar ni un ápice‒ el deseo de desterrar de raíz el mal que cunde en la Isla de Cuba desde 1959. Ni moderno ni posmoderno: cubano y nada más. ¿Te parece muy anticuada la firmeza y la faja bien ceñida?
Tal es mi postura y tal será, hasta ver que Cuba es definitivamente libre. Esa es mi postura y la de muchos cubanos dignos que viven lo mismo en Miami que en Europa. ¡A otro con tu cantaleta de que los europeos ‒y por ende los exiliados cubanos de allá‒ son más civilizados que los de acá; porque acá somos como bestias! Respétame. Y deslíndate de mí y nunca más pongas tu nombre al lado del mío.
Magister dixit
http://osvaldo-raya.blogspot.com/
ouch!
ResponderEliminarMuy buena la respuesta. muy buena. A mi tampoco la moda me seduce. Una vez mas gracias
ResponderEliminarNiurki
Respuesta merecida a un "troglodita d la mafia madrileña", los que coquetean y le dan besitos a las pantuflas del insepulto de La Habana, los que aceptan que los cubanos sean personas de quinta categoría en la isla porque NO pueden ni pararse en la puerta de un hotel español, esos mismos que se quedaron con las ganas de seguir colonizando la isla.
ResponderEliminarFelicitaciones y tienes mi apoyo como cubana libre.
La carta le pega al señor Hugo Cancio! Yo soy un cubano en Europa y tampoco estoy de acuerdo con el descaro y la falta de respeto esa de la nueva onda. Perdonar y olvidar para empezar de cero. Eso no va conmigo! Abajo la dictadura Castrista!
ResponderEliminarRaya, qué tremenda respuesta. No tengo ni que leer la carta para saber de qué va. Yo estoy contigo y a favor de la libertad total de Cuba, soy de las que no transigen. Un abrazo para mi maestro querido.
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