foto: paul eluard por salvador dali
Al final el poeta pretendía revelar el nombre de su esposa; de modo que el poema, acaso, habría terminado así:
Pero ocurrió que una fuerza mayor, el compromiso con la lucha por la libertad de su país dominó el alma del poeta y el poema, entonces, terminó así, como es conocido hoy en día:
«Y por el poder de una palabra / vuelvo a vivir / nací para conocerte /para nombrarte /
LIBERTAD.»
Las circunstancias y toda inquietud que apremie son capaces de dar un giro grande a la obra de un artista; asi es que el poeta y el orador tienden a alzar su voz y su pluma, en pro de lo que le angustia más y le devora más el espíritu. El tiempo convulso que nos ha tocado vivir se vuelve el gran protagonista en los folios, en los lienzos, en las partituras… y reclama su espacio.
El arte a lo largo de la historia ha respondido en la medida de sus posibilidades al reclamo de todas las causas de amor y justicia. No olvidemos al poeta Tirteo ‒en los tiempos de la Antigua Grecia‒ que arengaba con sus versos a los espartanos. Y cómo no acordarnos de Goya, el pintor que pintó los crímenes de la ocupación napoleónica en España. Cuba está necesitando también sus Tirteos y sus Goyas y sus Eluard. Y como apremia la libertad de su isla maravillosa, el creador cubano ha de disponer de su arte y ponerlo, también, en función de ella, sin renunciar a los temas eternos ni al buen gusto ni al espíritu bello y sensible. La belleza, como es una invitación al amor, nos hace falta también para poder ser libres e identificarnos como individuo y como pueblo. Pero a veces urge levantarse y gritar en contra de lo injusto y del odio. Entonces es como dijera el más tierno y ejemplar y más grande de todos nacidos en mi tierra: « Todo al fuego, hasta el arte, para alimentar la hoguera! » El propio José Martí llega más lejos en esas mismas páginas en las que escribió acerca de la exhibición de pinturas del ruso Vereschagin y dice: «¡La justicia primero y el arte después! Hembra es el que en tiempos sin decoro se entretiene en las finezas de la imaginación y en las elegancias de la mente! Cuando no se disfruta de la libertad, la única excusa del arte y su único derecho para existir es ponerse al servicio de ella.»
Todo es útil. Todo vale. Ningún esfuerzo es en vano cuando se defiende lo más sagrado: la libertad. Y no hay goce más grande que poner al menos un poco de luz en medio de la oscuridad. ¡Todo al fuego, hasta el arte!
http://osvaldo-raya.blogspot.com/
Que ¿por qué, si soy poeta y escritor, no dedico mejor mi weblog exclusivamente a la poesía y a la literatura y a lo que atañe al mundo de lo bello? Que ¿por qué me complico hablando de política y me tomo tan personal el problema de Cuba y de la carencia de sus libertades? Que ¿a qué escribir, como prioridad, denuncias y condenas al régimen de La Habana o cuál es la utilidad de desgastarme en redactar reflexiones acerca de la importancia de luchar contra algo que no tiene remedio y contra lo que hasta ahora nadie ha podido, y menos un artista?
En los tiempos en que Francia había sido ocupada por los nazis, un poeta llamado Paul Eluard se dispuso a escribir unos versos a su amada Dominique:
«En mis cuadernos de escolar / en mi pupitre en los árboles / en la arena y en la nieve / escribo tu nombre. // En las páginas leídas / en las páginas vírgenes / en la piedra la sangre y las cenizas / escribo tu nombre. // En las imágenes doradas / en las armas del soldado / en la corona de los reyes / escribo tu nombre. // En la selva y el desierto / en los nidos en las emboscadas / en el eco de mi infancia / escribo tu nombre.»
En los tiempos en que Francia había sido ocupada por los nazis, un poeta llamado Paul Eluard se dispuso a escribir unos versos a su amada Dominique:
«En mis cuadernos de escolar / en mi pupitre en los árboles / en la arena y en la nieve / escribo tu nombre. // En las páginas leídas / en las páginas vírgenes / en la piedra la sangre y las cenizas / escribo tu nombre. // En las imágenes doradas / en las armas del soldado / en la corona de los reyes / escribo tu nombre. // En la selva y el desierto / en los nidos en las emboscadas / en el eco de mi infancia / escribo tu nombre.»
Al final el poeta pretendía revelar el nombre de su esposa; de modo que el poema, acaso, habría terminado así:
«En la ausencia sin deseo / en la soledad desnuda / en las escalinatas de la muerte / escribo tu nombre. // En la salud reencontrada / en el riesgo desaparecido / en la esperanza sin recuerdo / escribo tu nombre. // Y por el poder de una palabra / vuelvo a vivir / nací para conocerte / para nombrarte / DOMINIQUE.»
«Y por el poder de una palabra / vuelvo a vivir / nací para conocerte /para nombrarte /
LIBERTAD.»
El arte a lo largo de la historia ha respondido en la medida de sus posibilidades al reclamo de todas las causas de amor y justicia. No olvidemos al poeta Tirteo ‒en los tiempos de la Antigua Grecia‒ que arengaba con sus versos a los espartanos. Y cómo no acordarnos de Goya, el pintor que pintó los crímenes de la ocupación napoleónica en España. Cuba está necesitando también sus Tirteos y sus Goyas y sus Eluard. Y como apremia la libertad de su isla maravillosa, el creador cubano ha de disponer de su arte y ponerlo, también, en función de ella, sin renunciar a los temas eternos ni al buen gusto ni al espíritu bello y sensible. La belleza, como es una invitación al amor, nos hace falta también para poder ser libres e identificarnos como individuo y como pueblo. Pero a veces urge levantarse y gritar en contra de lo injusto y del odio. Entonces es como dijera el más tierno y ejemplar y más grande de todos nacidos en mi tierra: « Todo al fuego, hasta el arte, para alimentar la hoguera! » El propio José Martí llega más lejos en esas mismas páginas en las que escribió acerca de la exhibición de pinturas del ruso Vereschagin y dice: «¡La justicia primero y el arte después! Hembra es el que en tiempos sin decoro se entretiene en las finezas de la imaginación y en las elegancias de la mente! Cuando no se disfruta de la libertad, la única excusa del arte y su único derecho para existir es ponerse al servicio de ella.»
Todo es útil. Todo vale. Ningún esfuerzo es en vano cuando se defiende lo más sagrado: la libertad. Y no hay goce más grande que poner al menos un poco de luz en medio de la oscuridad. ¡Todo al fuego, hasta el arte!
http://osvaldo-raya.blogspot.com/
Bueno parece que el oculista me ha permitido leer uun poco mas...
ResponderEliminarOsvaldo ya se por que no podia leer tu Blog...te explicare con calma.
Abrazos,
@julita