¡Qué lindo y qué civilizado y qué actualizadísimo y hermosamente decadente suena eso de tercera opción o tercera vía o aquello de que todo depende del prisma con que se mire y de que todos los extremos son malos o aquel axioma, tan hollado, de que la vida no es en blanco y negro porque está llena de matices o de que todo es relativo y no existe lo esencial y lo eterno! ¡Huy… qué swing, qué cool, qué europeo! ¡Dios mío, qué equilibrado y racional! ¡Parece hasta académico! Pero yo añado: ¡qué cobarde, qué tramposo, qué mediocre y oportunista, qué irrespetuoso de sí y de ese prójimo que va dejando sus vísceras en el camino porque quiere llegar a donde se ha propuesto y defender hasta las últimas consecuencias una única causa! ¡Y qué desconocedor de lo universal y trascendente!
Vamos a ver de qué se trata esta nueva moda: Una tercera opción es un bando independiente. O sea: el bando de los que no tienen bando y de los que se ufanan de ser más racionales y democráticos que nadie y más tolerantes y comprensivos. Y hasta de más equilibrados. Pero la verdad es que en la vida siempre están en juego sólo dos contrincantes. No tres. Siempre ha sido así. Y así será. O eres de los buenos o eres de los malos. No conozco el malibueno, ese tercer engendro grisáceo, creado por pensadores decadentistas o por un grupito de filósofos decepcionados de la modernidad. El tercer bando fue ideado por alguien que tiene pánico de comprometerse con uno de los contendientes. Los tercervialistas son una caterva de gente sin criterio que padece de ese enfermizo pavor a meter la pata y a ser infieles a la exactitud y al consenso. Son abanderados de la novedad, como si lo eterno pudiese envejecer; por eso no pasan de ser meros snobistas y auténticos ignorantes. Tantas verdades defienden, que no sostienen ninguna. Entonces, cuando se ven muy apretados echan mano de la siguiente formula magica que les sirve para meter la cuchareta en cualquier tema y salir ilesos: tanta razón tienes tú como yo o ninguno de los dos tiene la razón. No somos Dios para tener la verdad absoluta. Pero de todas formas se enredan en su propia verborrea y se les traba la lengua, de vez en cuando. Me da risa el simplismo de semejante discurso. Por muchos malabares que hagan con la palabra, aquellos que defienden una opción menos beligerante, siempre revelan su oportunismo y cobardía, su miedo a tomar partido hasta el fondo. De ahí que ellos están esperando aplausos de todos los públicos posibles y, de tal manera, poder hablar en todos los auditorios sin recibir de nadie ninguna rechifla. Yo los conozco que aspiran a que sus libros sean bien vistos por todos los lectores de todos los partidos y afiliaciones. Y es que, para vergüenza del mundo, hay escritores y periodistas que no son tan escritores ni tan periodistas y se comportan más bien como dulceros, que venden dulces al gusto de todos los paladares.
Muchas criaturas disimulan su mediocridad sosteniendo estandartes contra el dogmatismo y el absolutismo lo cual les sirve para calificar de retrógrados y rígidos a los que tienen muy claro de qué lado están y no hacen concesiones ni firman pactos secretos con el enemigo. Por eso todo el que se planta como pilar del templo al lado de la verdad universal y no con los coloretes efímeros de las verdades particulares y anecdóticas es condenado. Y como esta condena suena bien en los oídos acomodaticios de los lectores o televidentes, pueden, los relativistas, blasonarse momentáneamente de su éxito. Es lamentable ‒aunque suene bonito‒ que muchas personas sigan simpatizando con aquello de que nada es absoluto y que todo es relativo. Y hasta la historia, la moral, la justicia y la libertad están sujetas ‒según la moda‒ a la opinión que se tenga de ellas. ¡Grandísimo disparate! La justicia es la justicia y la moral es la moral. Dios ‒por ejemplo‒ es Dios y no la opinión que cada cual tenga de Dios. Las verdades mayores no pueden ser entendidas por las mentes enanas, limitadas a la vida ordinaria y singular y apegada a lo intrascendente. Pero ¡qué sabio parece ser ‒parece‒ ese concepto de que la libertad absoluta no existe y que nadie nunca es verdaderamente libre! Sin embargo, Jesús dijo «La verdad os hará libre» y no recuerdo haber leído que la verdad nos hacía medio libres o un poquitín libres o casi libres o más o menos libres. No lo recuerdo. Ni siquiera es de cristianos ni de moros las medias tintas sino de terceros.
Los tercervialistas están ahí para eso, para crear confusión. La libertad nada tiene que ver con esa independencia festinada, ese salirse del juego y mirar la batalla, así, cobardemente, desde el mirador de la frontera en disputa, sin tener que morder el fango, como viril soldado, en ninguno de los dos ejércitos. ¡Qué refrescante resulta esta tercera posición! Pero hay que estar con Dios y no con el Diablo. No sé yo de un dios diabólico ni de un diablo divino. El llamado independiente ‒o alternativo‒ no es más que un huidizo y asustadizo desconocedor de lo esencial y trascendente. El cobarde cree que la vida es efímera, y no da crédito a la celestialidad y a la fijeza de los grandes y elevados conceptos ni a la eficacia del juicio universal. Pilatos se lavó las manos. Y ya todos sabemos cómo quedó Pilatos ante la Historia y cómo van a quedar los que, camuflados en un discurso alternativo y anti-dogmático, se las están lavando. Y esa misma opción fue la de El Príncipe ‒según Maquiavelo‒ y la de Fouche ‒según Stefan Zweig‒ y la de Andrés Pérez Maderista ‒según Azuela‒ en la Revolución Mexicana o la de Francisco Franco con su asquerosa neutralidad en tiempos de la II Guerra Mundial y la de todos los seres despreciables, reales o literarios. Mi pregunta ‒que no es pregunta‒ es «¿cuál fue el bando independiente o los matices posibles o la tercera opción o tercera vía entre Cristo y los fariseos, entre el Cesar y los gladiadores o entre las fuerzas anticoloniales cubanas y el despotismo de la corona española en el siglo XIX o entre los que sufrieron en los gulags y los stalinistas, entre los nazis y los aliados?» Otra pregunta ‒y ya me voy acalorando porque no es pregunta sino rabia‒: « ¿cuál es esa tercera opción para la Cuba de hoy?» Esta es la respuesta: no la hay. Se quiere a los Castros o se los desprecia definitivamente. Mas, si se los amase secretamente y se creyese que es conveniente coquetear en alguna medida con ellos, sálgase pues al fin del closet y deje de socorrerse con las famosas teorías relativistas para justificar la personalidad camaleónica y ameboide. Y si no se está con el tirano, a qué enfilar los cañones criticistas contra Miami, bastión del exilio histórico y símbolo de todos los que queremos la libertad de Cuba y desde donde hablamos por los que no tienen voz y vivimos los que ponemos la cara por los que no tienen rostro y se están pudriendo en el anonimato de las mazmorras castristas. No hay más que una opción para el cubano que quiere el bienestar de su patria: enfilar todos los cañones ‒y hasta el arte, que es bala también por la tronera‒ hacia el Palacio de la Revolución, la infame madriguera del Usurpador.
Lo que ahora toca no es hablar de la intolerancia de los que jamás tolerarán ni perdonarán a quienes tuvieron el alma helada y condenaron a muerte a miles de cubanos. ¡Quién ese cobarde que, desde un mirador independiente, se atreve a criticar la intolerancia de la madre de Pedro Luis Boitel a quien dejaron morir en la prisión o del hijo de Oscar Elias Biscet aún encerrado en algún subterráneo tenebroso! ¡O quién se atreve a cuestionar mi propia intolerancia ‒porque yo no perdono haber tenido que refugiarme en tierra extraña para poder ser libre! El Dictador no vio los matices a la hora de enjuiciarme porque ‒gracias a Dios‒ no los tengo y yo tampoco veo los de él (¿cuáles matices tiene el criminal?). Pena me da, sin embargo, con quienes siguen creyendo que hay una tercera posición o posición independiente allí donde se enfrentan los hombres y las ratas. Todos los que a lo largo de la Historia de la Humanidad alternaron con los variadísimos matices entre el blanco y el negro, se quedaron sin color. ¡Basta ya de delicuescencias pseudo-intelectuales!
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ResponderEliminarCasualmente he llegado aquí, y he leído una parte de tu último escrito. Y he pensado en dejarte el siguiente comentario.
ResponderEliminarDesconozco absolutamente a qué se debe tu gran malestar por un tercer partido político y a pesar de no ser de tu país, entiendo por las fotos y lo que dices, que lo que hablas sucede en Cuba y que perteneces al partido de Derecha,esto no parece muy astuto de mi parte.
En mi país sucede lo mismo, existe una derecha, que luego de muchos años que terminara el gobierno militar, dictadura, a ido ganando un terreno importante, en el pensamiento de los ciudadanos, a pesar de la historia.
Mientras que los partidos llamados demócratas, han gobernado durante todo este tiempo, por altas mayorías, con altos y bajos y ya se respira en el ambiente, además de smog, un cambio en el quehacer político, con vistas al crecimiento y posicionamiento del país, pensando en votar por la derecha.
Sin embargo, me parece legítimo que, a pesar de tu malestar, exista otra opción política, que aunque todos sepamos que es tan política como las otras dos mencionadas, es una opción válida para quienes no estén de acuerdo con una y con otra. No se trata de la moda de las vitrinas dónde aparece la oferta como rey absoluto, sino que como una tercera opción se abre camino con otro pavimento.
Quiero decir con esto que la políitica no debería pensarse como, un ring de box con dos contrincantes, o un partido single de tenis, hay que pensar porqué aparece.
Porque si pensamos, que el hecho de que en mi país haya habido un golpe de estado, se debió a la negación absoluta de lo que estaba ocurriendo con el gobierno comunista.
Hoy ya no ocurre eso, mi país ha vuelto a la calma, aunque no olvida el dolor de la muerte.
Tal vez nunca lea tu respuesta, o tal vez nunca respondas, pero me parece bueno recordarte, a pesar de mi bajísimo interés por la política y mi alto interés por la filosofía; que los triángulos han existido siempre, así como los cuadrados y todas las formas geométricas.
ar Entre dos puntos tan solo se puede trazar una línea simple.
Un abrazo.
Sr. Martinez Desatino, perdone, su apellido parece el anuncio de lo que expone. No se esta hablando de partidos en democracia, y si de posicion frente a un tirano. La diferencia es enorme, la colera tambien. En las actuales circunstancias, donde no tenemos voto para eleccion, la opcion que nos queda y se perfila clara, es ir de frente, cabeza, cuerpo y alma contra el opresor...las terceras, cuartas, quintas encomiendas a "la pacificacion de lo justo", debilitan y dañan.
ResponderEliminarOsvaldo, vuelvo ahorita y le linkeo.
gracias.
le linkeado en chiquita, gracias
ResponderEliminarSr. Martinez, Como se atreve a comparar la democracia de su pais con la dictadura de Cuba? Esto es comparar peras con manzanas....
ResponderEliminarProfe lo linquiare pues aqui se esta todo en blanco y negro y sin matices... Gracias una vez mas!!!!!!
Niurki
Profe: Aunque no fui tu alumna, hoy me considero tu alumna. Cada vez que leo un escrito tuyo es como si estuviese en un aula sentada en un pupitre; oyendo a mi profesor favorito y clavándome en mi corazón ese camino del cual me habla. Yo soy parte del exilio añejo, ese que solo ve “o contigo o contra ti” No hay efectivamente una tercera opción. Me hiciste trasladarme a mis últimos días de estudiante de Bachillerato, donde un profesor me trataba de dar clases de comunismo o marxismo, (que se yo) y de la retorica de la manzana repartida entre todos. De las desigualdades sociales y del reparto equitativo. Mire por la ventana y vi un perro amarrado, era un Bóxer de pura raza, fuerte y hermoso. Era de mi profesor. De donde había salido ese perro (cosa que sabia) y al terminar la clase le pregunte donde había adquirido el perro y su respuesta fue…*estaba en casa de un esbirro y me lo lleve* Lo mire y le dije…Ud. se ha llevado la manzana completa. Ese fue mi último día en clase y fue mi último día de estudiante. Me uní a la huelga de Porfirio Ramírez. No termine mi carrera, pero termine definiendo mis ideales y jurándome que NADIE me iba a tratar de embutir.
ResponderEliminarLas medias tintas nunca me han gustado. O se es comunista o se es anticomunista. O te quedas en el closet o te sales. Y como bien dice Ud. mi querido profesor, o combatimos o nos aislamos.
El Sr que escribió es de los que andan por los foros cubanos dando monsergas para los demás y opinando sobre un tema que solo compete al pueblo que lo vive. Esos son los que siempre están contra todo y a favor del último personajillo que aparezca en las gubernaturas mundiales así sean asesinos y farsantes.
Un saludo para Uds.…
@Julita
Eso, "clarito como el agua".
ResponderEliminarJanys
Desde una posición oportunista y cómoda, se balancea el cinismo como sillón en sala de espera, en espera de ver quien vence o se aventaja y al final salir diciendo que nunca se estuvo ni a favor ni en contra, sólo en espera, desde afuera. Esto no es más que el comportamiento servil que muchos optan (aun desde lejos) para no molestar al Viejo Sádico en su convalecencia y además aprovechar la plataforma democrática para legitimar sus propuestas. Muy mediocre, miserable.
ResponderEliminarLey
diganle a ese Martinez, que le dedico las palabras de Jesucristo, perdonenlo que no sabe lo que hace (dice). Yo creo que no ha vivido lo que es un agua con azucar a las 12 de la noche todas las noches, por lo menos las que habia azucar. Yo estoy hastiado de las mentiras de la dictadura, con repulsion por sus crimenes e injusticias y linkeo el post porque habla clariiiito de los que se limpian las manos como Pilatos o Martinez, sin saber ni siquiera por que razon se condena a todo un pueblo inocente a mas de 40 años de la misma basofia.
ResponderEliminarSí, los hay que se limpian las manos "como Pancho el Piloto". Muy agudo tu texto, Osvaldo. Coincido en que hay que tomar posición. Quien anda con pies alados lleva el oportunismo clavado en la frente. Cincuenta años de dictadura deberían hacer que nos replanteásemos nuevas estrategias. El exilio y el insilio tienen que cerrar filas contra aquella dictadura ¡No más ignominia para Cuba!
ResponderEliminarUn abrazo para mi Maestro, que sabe de palabras y de verdades divinas.
Sin habla y con el mal sabor de saber que todavia hay quienes no ven el camino. No hay opcion en una dictadura, o estas con ellos o no lo estas. Bravo Osvaldo!!!!
ResponderEliminarCarlos M Paez