domingo, 26 de julio de 2009

GRAMÁTICA COMUNISTA por osvaldo raya

La propaganda es vital para la supervivencia del totalitarismo y de todas esas sociedades de gobiernos despóticos y manipuladores. Los comunistas son especialistas en mercadeo. El socialismo no existe; lo que existe es marketing, algo virtual hecho de imágenes y de palabras, muchas palabras. Los cerebros más macabros y diabólicos están en función del adoctrinamiento y el aplastamiento de las libertades de expresión y pensamiento: psicólogos, sociólogos y lingüistas. No olvidemos que pensamiento y lenguaje tienen un vinculo indiscutible y que el último es revelador del primero. Manejar con eficacia el idioma es vital para que las consignas revolucionarias surtan el efecto necesario. Casi podríamos afirmar que la primera arma de todos los tiranos es la lengua, el discurso engañoso, tramposo y sutil pero tan eficaz y temporalmente convincente como el mismísimo discurso ‒y consignas‒ de la Coca-Cola.

Pero conocer bien la lengua no es sólo tener una excelente pronunciación o contar con un abundante vocabulario. Conocer el idioma es, además, dominar sus estructuras y saber colocarlas de un modo eficiente, teniendo muy en cuenta ‒por ejemplo‒ el uso adecuado de los tiempos y modos verbales, entre otras cosas. Es que el sistema lingüístico ‒lengua o idioma‒ tiene varios niveles: uno basado en los sonidos ‒la pronunciación‒, otro en el léxico o vocabulario y otro más que se ocupa de la morfología o de las raíces y desinencias de las palabras y de los accidentes gramaticales (el género, el número, la persona, el tiempo, el modo, el aspecto y la voz). Mas otro nivel hay, el más estable porque es el que menos sufre con las evoluciones o revoluciones de un idioma a través del tiempo: el nivel sintáctico o estructural, ese que se ocupa de la forma en cómo ordenamos la oración, sus partes y estructuras. Y aún queda un nivel más alto y decisivo, acaso el más pragmático: el nivel discursivo, en el cual todos los niveles anteriores se relacionan ya, de modo integral, con el uso de la lengua y el contexto en el que se realiza la conversación o el texto oral o el escrito y en el que intervienen las experiencias internas tanto del emisor como del receptor ‒o del lector o del escritor‒ (la psicología, las emociones, los intereses, la ideología, la idiosincrasia… etc.); y las externas (el momento histórico, el país, la política, el tipo de sociedad o régimen y hasta el clima).

Habiendo expuesto lo anterior, voy a comentarles algo. Cierta vez, cuando paseaba yo por una de las zonas de mayor concurrencia turística de La Habana ‒el Casco Histórico de La Habana Vieja‒, me entró curiosidad por saber si por allí la propaganda comunista, a sabiendas de que los turistas se fijarían en ella, tendría algún tipo de diferencia o característica o sutileza especial en relación con la que se colocaba en el resto de la ciudad, en el contexto de los barrios más pobres y abandonados, al que los extranjeros raramente visitarían. Y, en efecto, encontré que sí, que había diferencias. Por ejemplo, muy cerca del castillo colonial conocido como La Fuerza, puede leer en una enorme valla la siguiente oración compuesta subordinada adjetiva del tipo especificativa: « ¡Vivan los derechos humanos que nosotros defendemos!» que dista mucho de significar lo mismo que esta otra oración marcada por una coma y conocida en la Gramática como oración compuesta subordinada adjetiva explicativa: « ¡Vivan los derechos humanos, que nosotros defendemos!» Con la primera ‒de sentido excluyente y especificativo ‒, la que no tiene coma, el régimen está diciendo que sí, que da vivas a los derechos humanos pero exclusivamente a aquellos que ellos defienden y aceptan; es decir, el derecho a la salud a la educación… pero no el derecho a la libertad de expresión, de asociación etc. «Vivan esos que nosotros defendemos, no los otros», es lo que, de manera subliminal, dice la valla. De colocar la coma que da un sentido inclusivo y generalizador, habrían estado apoyando todos y cada uno de los derechos de la Carta Universal y simplemente estarían explicando su disposición a defenderlos en su totalidad.

Y el ingenuo ‒o tonto‒ turista sale de Cuba diciendo que sí, que allí el gobierno aprueba y defiende íntegramente los Derechos Humanos porque él vio en La Habana un enorme cartel que le daba vivas a tales derechos. Pero al nativo le sigue quedando claro que no puede reclamarlos.
http://osvaldo-raya.blogspot.com/

3 comentarios:

  1. Oswaldo, felcitaciones por tu blog, que solo hoy conozco.
    saludos

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  2. Querido y apreciado amigo Osvaldo Raya, le visito para invitarle a recoger en mi blog el Premio BLOG VERDADERO en recocimiento a su lucha constante por la libertad de los pueblos oprimidos.
    Cuando quiera puede pasar a retirarlo.

    Enhorabuena!

    Besos.

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FREEDOM FLIGHT

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por ANGEL PEREZ pintor cubano-americano