domingo, 5 de julio de 2009

YO SOY INTOLERANTE por osvaldo raya

No, no voy a negarlo. Efectivamente, yo no sé discutir: En verdad he resultado ser un tipo intransigente, intolerante, radical, extremista. Yo no quisiera pero es así: no puedo evitarlo. Es algo que va conmigo, que me fue sembrado poco a poco y cada día por la educación revolucionaria. No puedo olvidar las sesiones de odio ‒que eran como las que cuenta la famosa novela de 1984 de George Orwell‒ en cada reunión de los Comité de Defensa de la Revolución, aquella organización de la vecindad que debería vigilar y atacar cualquier resquicio de contrarrevolución y en donde se atizaba rabiosamente el rechazo a todo pensamiento disidente. Y me fui acostumbrando al blanco y al negro («Con la Revolución todo, contra la Revolución nada»). Y así fui adoptando una postura rígida e implacable. Por eso es que tengo que admitir que hoy por hoy no soporto escuchar a nadie que no opine como yo en asuntos de política. Todavía siento la necesidad de armarle un circo al que se me atraviese y se me oponga con un punto de vista medio blandito y paliducho en relación con los problemas de la situación cubana de hoy. No aguanto tener ni por dos minutos delante de mí a nadie que apoye a la dictadura comunista de los Castros. Me lo quiero comer vivo. Pero los comunistas me enseñaron a ser así y así soy. De ahí que siempre quiera tirarle huevos a mis oponentes y me vengan de pronto esas ganas de gritarle al tipo que manifiesta simpatía por la Revolución: «¡muérete, hijo puta comunista, traidor, escoria!» y hasta me domine un instinto como de ir a destrozarle su casa; tal y como aprendí viendo aquellos famosos y desaforados actos de repudio de mi barrio cuando alguien hacía saber su deseo de abandonar el país y venirse a vivir a Miami donde estaba el enemigo de la Revolución. No sé, es algo que está en mí. ¡Mira que lucho contra eso pero coño me domina! Es que estos comunistas le dejan a uno el cerebro bien ‒pero bien‒ lavado. Son demasiado eficientes en eso de envenenarle el espíritu a los niños y a los jóvenes, en entrenarlos para la soberbia, la rabia, el terror. En formar con ellos las turbas de porristas que asalten la libertad y la dignidad de los opositores.

Aun a mis 54 años, mantengo dentro de mí a una bestia que fue alimentada y estimulada desde niño y durante toda mi adolescencia y juventud. Yo soy ese hombre nuevo ‒hombre bestial‒ que querían hacer de mí; es decir, alguien incapaz de escuchar al que tiene una opinión diferente a la de uno, que no sabe discutir y que reacciona con rigidez casi militar ante aquellas opiniones que considera adversas y totalmente equivocadas.

Ya no hay remedio. Entonces, heme aquí así, todavía, igualito: intolerante, agresivo, radical, medio sordo. Pero en el otro bando, defendiendo mis ideas de la única forma que aprendí a defenderlas. Por eso admito que sí, que tengo ganas de tirarle huevos y piedras y romperle la cara a Francisco Aruca, a Max Lesnik, a Edmundo García y otras ratas que sirven de voceros de la dictadura cubana, aquí en Miami… ¡que ni se les ocurra pararse delante de mi! Y, por eso mismo, tampoco quiero oír a los trovadores oficialistas Silvio Rodríguez y Pablito Milanés. Creo que si me encuentro con uno de sus discos, soy capaz de picotearlo o de darle candela en la misma pira donde colocaría también todos los libros de marxismo que tenga a mi alcancce y todos los discursos del Gran Usurpador de la República de Cuba. ¿Qué tal eh? ¿Me van a acusar de intolerante y extremista aquellos que me entrenaron precisamente para ser intolerante y extremista? ¿No querían que odiara, que fuera combativo e intolerante con la opinión de los que disienten de mis ideas? ¡Pues aquí tienen al intolerante que querían: ahora, entonces, que se jodan!

Nada, que mi intolerancia vino conmigo desde Cuba y no la aprendí en Miami ni oyendo Radio Mambí sino leyendo el Granma y Juventud Rebelde y escuchando Radio Progreso, Radio Liberación, Radio Reloj.

(Y a ti, so comunista ‒después de leer esto‒: ¿cómo te quedó el ojo?)
http://osvaldo-raya.blogspot.com/

6 comentarios:

  1. Así mismo profesor Raya, así mismo me siento. No lo aprendí aquí. Le hago un link a este post. Gracias
    Niurki

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  2. Nadie puede explicarse cómo pudo vivir, crecer, desarrollarse, pero que existe es un hecho consumado, ¡si hasta ama y crea problemas!

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  3. Aunque todo lo veo negro...Pude encontrar el lugar donde escribir! Ay profe, tendre daltonismo?
    Como siempre, sabes decir las verdades a punto de caramelo!

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  4. Muy bueno, Osvaldo, muy bueno. Me siento identificada con lo que has escrito. Yo también pertenezco a esa generación perdida.
    un abrazo.

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  5. Amigo,hace algunos años cuando dictaba talleres a los docentes acerca de la interacción adulto-niño, les pedía encarecidamente su trato personal amistoso y sincero, recuerdo que les decía algo así: Lo que hagamos en este estadio de la vida psicológica del niño es lo que realmente va a sellar su futuro. El trato que demos y las lecturas que les proporcionemos, así como los temas que tratemos debemos manejarlos con mucho cuidado, con mucha inteligencia. Nuestra postura ante ellos y nuestro ejemplo de acción y palabra va a quedar en sus vidas para siempre.

    Con su permiso voy a enlazar ahora mismo este post a mi blog.

    Es una verdad manifestada por quien NO vivió esa vida de niño que yo cuidaba entre maestros y pequeños escolares.

    Hoy siento que vales muchísimo, que eres una gran persona. Además escribes como para leerte siempre aunque el comunismo te haya envenenado el alma.

    Abrazos

    Inés de Cuevas.

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