jueves, 12 de marzo de 2009

FUNDAMENTACION DEL AZUL por osvaldo raya

« (…) quiero lanzar mi grito, / sollozando de mí como el gusano/ deplora su destino. / Pidiendo lo del hombre, Amor inmenso / y azul como los álamos del río. / Azul de corazones y de fuerza, / el azul de mí mismo (…)»
Federico García Lorca


El azul no es forma sino sustancia. Todo el mundo tiene su azul, el cual no está en la piel sino en la hondura. Y el cielo es azul por eso, porque el fondo se toca la cola y, siendo así, horadar es igual que elevarse. De modo que todos tenemos celestialidad, primero adentro que afuera. Pero bien adentro... Nada, que mi propio azul no es propio o tan mío es que, al adentrarme en mi espíritu, me encuentro siempre con el espíritu del prójimo. Entonces, el azul de mí mismo es esa casa demasiado visceral donde convivo con todos los hombres de la tierra. El azul es un sitio común y confluyente al que todos podemos acercarnos, en la medida en que vayamos alcanzando nuestro estado más puro y sustancial. Allí ‒allá adentro‒ no existe la identidad ni los accidentes de la vida vulgar y cotidiana. Lo azul no es el alibi; por el contrario, se trata de la cercanía más profunda donde de veras colindamos con la divinidad.

Digo, pues, que ni siquiera es color este color; porque ‒a saber‒ tu príncipe azul ‒que no es hembra ni macho‒ y mi príncipe ‒o tanto el príncipe de mi vecina como el de mi vecino‒ son el mismo y el mismo blasón los representa. Llámese azul a la esencia y al nombre. Y, de igual manera, también, al universo. Ah… cuando hablo de mi azul, hablo del tuyo!

1 comentario:

  1. No en balde se inspira Ud. de estos grandes que aquí aparecen bien ubicados del lado del corazón. Su tríada de escritores compartía ese mismo sentimiento de amor al hombre.

    Un abrazo.

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