Y es como dijera el cubano José Martí: «Mientras hay algo que decir, nada es largo.» (*) Es decir, que no se trata de ser o no breve sino de ser sintético. No hay nada que sea más sintético que el grueso tomo de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha. Ahí está perfectamente sintetizada la historia del hombre: su epopeya y su etopeya. La genialidad de Miguel de Cervantes es esa, haber dicho tanto en tan poquísimas páginas. Harían falta muchos ‒pero muchos‒ libros para explicar, con detalles psicológicos y particularidades históricas, todo lo que este español plasmó en su obra.
Abreviar no significa sintetizar. Ser breve es no ser extenso. La brevedad es tamaño y tiempo. Sólo eso. En cambio, ser sintético es no ser explicativo ni accidental. La síntesis es sugerencia, concreción, sacrificio; y es, acaso, el atributo mayor del comunicador eficiente. Éste no es otro que el poeta.
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(*) Martí, José. Obras Completas; t.22, p. 203. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, 1975.
(*) Martí, José. Obras Completas; t.22, p. 203. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, 1975.
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