«Todos los pícaros son tontos» José Martí
Como ser un hombre bueno ‒es decir: un hombre grande‒ significa ser un tipo ‒o tipa‒ bien plantado, sacrificado, laborioso y honesto, capaz de superarse a sí mismo todos los días y de contribuir también a la superación de los demás; como es tan difícil ser una criatura ingeniosa y auténtica y es tan facilito robar, plagiar, vivir del cuento, violar la ley de Dios y la de los mortales y lleva tan poco esfuerzo engañar, traicionar, cometer fraude y adulterio... y como es nada dificultoso ser perezoso y adherirse como lapa al otro, al que trabaja y lucha o como es menos engorroso recibir que dar, entonces, por eso abundan los pillos, esos que hacen malabares ‒risibles artimañas con las que pretenden seducir al mundo‒ para que el hombre bueno se ponga a su servicio. Pero ser hombre bueno no es ser bobo. El bobo no es ni hombre. Y el que es bueno, pues, es paciente y espera ese momento ideal para desenmascarar en el ágora al pilluelo y evitar más víctimas.
¿Y qué es un pillo? Un mediocre. Un Don Nadie que adereza su apariencia para lucir como un Don Alguien, un tipejo sin bandera y sin árbol porque se acoge a cualquier pabellón y a cualquier sombra, de acuerdo con su camuflada conveniencia. Pero el pillo es tan tonto ‒tan tonto‒ y es tan burro que a uno le da hasta lástima decirle en su cara que su musiquita en el oído de los hombres de ley ‒los creadores‒ suena ridícula y pasada de moda y que todas sus ideas no son sino meros calcos y repeticiones o que su supuesto poder de encantamiento no sirve, no funciona con quien ya tenga al menos una cana y una herida. Creo que el infeliz ni se entera que más bien provoca risa, unas veces y llanto, otras; y es que es como payaso, por ese excesivo de maquillaje o como muerto-vivo, por su despampante inutilidad. Todos los pícaros son tontos; ya que hay algo que siempre pasan por alto y es eso, que el universo es exigente y ya tiene preparada su karmática fusta para darle el primer golpe ‒la primera y más sacudidora lección.
http://osvaldo-raya.blogspot.com/
¿Y qué es un pillo? Un mediocre. Un Don Nadie que adereza su apariencia para lucir como un Don Alguien, un tipejo sin bandera y sin árbol porque se acoge a cualquier pabellón y a cualquier sombra, de acuerdo con su camuflada conveniencia. Pero el pillo es tan tonto ‒tan tonto‒ y es tan burro que a uno le da hasta lástima decirle en su cara que su musiquita en el oído de los hombres de ley ‒los creadores‒ suena ridícula y pasada de moda y que todas sus ideas no son sino meros calcos y repeticiones o que su supuesto poder de encantamiento no sirve, no funciona con quien ya tenga al menos una cana y una herida. Creo que el infeliz ni se entera que más bien provoca risa, unas veces y llanto, otras; y es que es como payaso, por ese excesivo de maquillaje o como muerto-vivo, por su despampante inutilidad. Todos los pícaros son tontos; ya que hay algo que siempre pasan por alto y es eso, que el universo es exigente y ya tiene preparada su karmática fusta para darle el primer golpe ‒la primera y más sacudidora lección.
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Ese texto es magnifico, que hermoso ; hay que aprender a decir con esa gracia y seduccion aunque se hable de canalladas.
ResponderEliminarMuy agradecida