lunes, 6 de abril de 2009

RECUERDOS por osvaldo raya


mis alumnos... ellos eran, y aun lo siguen siendo, proveedores de mi mayor felicidad

Yo recuerdo… ¡ay las cosas que yo recuerdo!: Un día nos convocaron a un grupo de profesores para una reunión con la metodóloga ‒asesora o inspectora‒ provincial de Español y Literatura y con toda la cohorte burocrática de la enseñanza media relacionada con esas dos asignaturas. La junta era nada menos que para llamar la atención acerca de las formas expresivas de nuestros alumnos los cuales habían incorporado a su lenguaje diario una especie de jerga. Para eso era la junta, para llamar la atención de ello y fomentar toda una campaña para combatir el presunto mal. Entonces el auditorio, invitado a la catarsis por sus moderadores, desplegó un alud de críticas contra el modo de decir de sus propios educandos. Al rato, cuando ya era llover sobre lo mojado y habíamos oído tantos discursos condenatorios y todo un caudal de ejemplos de frases y vocablos ‒considerados vulgares‒ usados por los jóvenes de nuestras escuelas, no pude más y pedí la palabra. Pero antes de hablar, yo había estado anotando todos los disparates dichos a lo largo de esta asamblea por cada uno de los oradores ‒pomposos profesionales de la lengua‒, incluyendo a la propia metodóloga, en su diatriba contra los alumnos. Es verdad que ella se cuidaba de pronunciar todas las eses como para dar la impresión de que hablaba correctamente pero pronunciaba las erres y las eles con un sonido que no es posible reconocer dentro del sistema del idioma español. También era un desastre empleando el verbo haber y no usaba bien el modo subjuntivo. Se notaba que no sabía usar, como es de ley, el pospretérito y el antepospretérito (según la clasificación de Andrés Bello). Y en donde debería ir un tiempo compuesto, colocaba uno simple. Claro que ella se había hecho entender y había logrado comunicar su mensaje... que es, acaso, lo que importa. Yo sólo asumí ‒con toda intención‒ la misma postura rígida que ella había asumido ante el fenómeno lingüístico de los estudiantes. Sucede que lo correcto no es necesariamente lo académico sino lo que funciona en la comunicación. Lo correcto es la eficiencia en la hora de comunicarnos. Lo que se dice y se entiende ‒al menos en el lenguaje oral‒, ya está bien. Sin embargo, la metodóloga tenía una concepción peligrosamente equivocada y muy alejada de las nuevas tendencias en el estudio de la lengua. Y parece que el resto del auditorio ‒y era mi pena mayor‒ pensaba igual que su jefa.

Alguno de los funcionarios presentes había usado la expresión en un santiamén y otro orador había criticado a los jóvenes porque éstos llamaban puro y pura a sus padres. Pedí la palabra ‒como ya he dicho‒ e invertí la tortilla. Leí en alta voz, como el más perfeccionista e intransigente gramático, todas las incorrecciones que había ido descubriendo en mis colegas cuando hacían uso de la palabra para emprenderla contra las expresiones juveniles: «Usted dijo (esto, así de este modo) y no es correcto, y también (esto otro) y tampoco está bien.» Y muy especialmente expliqué a la asamblea que quien había dicho por el micrófono «no se impacienten: en un santiamén comenzaremos la reunión» ya estaba usando, para expresar rapidez, un fragmento de la frase latina que suelen emplear los religiosos para persignarse: in nomine Patris et Fillii et Spiritus Sancti. Amén. Y de ahí viene Sancti Amén (santiamén). Aquella expresión significaba que, en lo que se dice sancti y se llega a amén, transcurre un mínimo de tiempo. O sea que el evento comenzaría de inmediato. Y vale. Mis alumnos, por el contrario, preferían expresarse más hermosamente. Ellos solían decirme «profe, deme un permisito para ir al baño que yo regreso en un tin Y vale también. Un tin es una prosopopeya, la imitación del sonido de la gota de agua que cae. Es decir que, de tal modo, mi alumno quería decirme que, en lo que caía una gota de agua, ya él estaría de regreso en el aula. ¡Dios mío qué belleza, cuánta poesía y ternura! Con esa misma poesía y ternura, mis muchachos se referían a sus padres como a los puros. Y es así: no había nada más puro para ellos que su madre y su padre. Entonces cómo va a estar mal decir el puro y la pura. Peor es eso de mami y papi que ni siquiera está en el diccionario.

5 comentarios:

  1. Fue por eso que aprendimos tanto de usted. Simplemente por eso. Nunca nos juzgó, sólo trató de enseñarnos y muchos aprendimos.. Gracias Profe.. Gracias
    Niurki

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  2. ASERE ESO ESTA VOLAO, JJAJAJAJ, TREMENDOOOOOOOOOOOOOOOOOO
    MUY bueno esto que acabo de leer, de hecho, voy a leerlo otra vez.

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  3. hola, cómo no pones el email no sé a dónde escribirte (después borras esto?),
    se pudiera hacer un librote con todos las historias tuyas, nuestras, ¿te acuerdas de las "reuniones" del grupo 11º12, cuando eras nuestro profesor guía, que las hacíamos en los parques(¡le dejaste muy difícil "la cosa" al que nos tocó después!), y en las clases (que siempre comenzaban con una frase de Martí) la de mentiras que contabas sobre las obras para que todo el mundo estuviera obligado a LEER, y tus alumnos eran los últimos que se evaluaban, porque estirabas las convocatorias hasta lo indecible con tal que estuvieran preparados (lo cual significaba que demostraran que se habían leido la obra y que podían dar una opinión), y todos los problemas que eso te traía, tú evadías hablar de eso pero con sólo visitar la cátedra de literatura y ver la frase que habías puesto en el mural, ya sabíamos por dónde te habían atacado esa vez ("yo soy caballo sin silla de nadie recibo ley, ni a nadie intento imponerla, me salvo de los hombres y los salvo a ellos de mí, pero sufro no se vive más que en comunidad") y aquel día en el matutino, que empezamos cantando el himno, como siempre, con desgana, y poco a poco fuimos cantando más bajito, hasta quedarnos callados, sin terminar y tú nos hiciste ver, por vez primera, lo que significaba, y sentimos vergüenza y desde ese momento lo cantábamos como si cada voz se multiplicara por 10, y las tertulias (música, poesía) en casa del gordo, en parques, en los bajos del Naroca, en el Coopelia (DIOS, cuando aquello todavía existía el helado en Cuba, te acuerdas mis dos ensaladas de chocolate?), tengo una carta tuya que nos enviaste a la escuela al campo donde nos "halabas las orejas" (textual): " de ustedes sólo quiero enterarme de grandes cosas y de cosas que no lastimen ni empañen la pureza con que los imagino siempre. De ustedes quiero saber que andan unidos, como uno, repartiéndose equitativamente el cariño y la solidaridad. Sepan que nadie vale más que nadie y que el valor de uno no es más que el valor de todos repartido. Si alguien sobresale nunca será por sus defectos sino por sus virtudes; es la modestia, la solidaridad, la sencillez, la sinceridad lo que hace brillar; jamás el egoísmo de creerse dios, jamás la obstentación de una cualidad, jamás el celo, el recelo, la envidia. Hay que ser consecuentes con la palabra de amistad que dimos al amigo. Hay que serlo. El que no, no brillará y volverá a su lugar de origen en las sombras. Porque todas las estrellas son adoradas por los hombres mientras ellas sean un símbolo de paz y de belleza. Y las estrellas caen. Son los hombres quienes sostienen las estrellas y ellas no pueden menos que dar luz, explendor, agradecimiento a los mortales que las idolatran. Porque una estrella vanidosa es una estrella que se apaga, los hombres mismos la apagan con la punta del dedo. En las constelaciones de seres humanos, esos astros de carne y hueso, brillan por su sangre de amar, brillan porque comparten su luz humana. Nadie ni nada es demasiado importante y todo lo es. Así es que ustedes deben cuidar esa amistad, esa unidad; CUIDARLA!; porque son ustedes una constelación admirable de amigos..."
    me enmoñé de mala manera, te queremos

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  4. Profeeee... es posible que no me recuerde pero me ha dado muchisimo gusto encontrar su blog y leerlo... yo recibí sus excelentes clases en el Guiteras alla por el año 87... o fue en el 88??.. no recuerdo.. eso si, nos hizo pasar apuros a los que nos quedábamos extasiados escuchándole hablar de Edgar Allan Poe y luego no habíamos tomado una sola nota en la clase.. Cuando hablo de mi época de estudiante, siempre le recuerdo como el mejor profesor de literatura que tuve. Gracias por eso!!.

    Edelmis R. Martin.

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  5. Profe Raya, veo por los comentarios que la conferencia fue un éxito. Me alegro. Sabía que así sería. Hoy me he puesto al día leyendo su blog, que es como darse un paseo por su alma. El comentario que le dejó Janis aquí arriba me puso muy sentimental y también ver sus fotos, esas en la que sus alumnos lo alzan en hombros. Lo recuerdo así, siempre joven, lleno de luz, regalando palabras sabias, enseñándonos a soñar, a buscar la hermosura que habita dentro de nosotros mismos. Un abrazo muy fuerte para Ud. y que Dios lo conserve con buena salud.

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